Viene del sueño mi respiración.
Esta noche bajó Dios a besarme la mejilla,
beso de redoble, eco; doble vista
que mana nuevos sueños.
Por ejemplo, la vigilia.
Vigilia detestable...
La vida se me revela.
En sueños corro, grito, muero
y caigo desde un alto cielo.
Murmullos, la vida me recorre en murmullos:
Escucho, son las primeras horas del día triste.
Despacio, el mundo se extingue.
A opacas ciudades me mudo,
el mundo es todo caos, inteligencia, libertad...
Y luego recorro del cielo el velo
y, con fugaz vuelo, me vuelco a la delicia de saberme vivo,
soberano de mis ideas, aunque, no siendo mías,
no soy yo "¿Quien habla?", me pregunto
y nada, ni la imaginación, me responde.
Codicia, es lo que tengo.
Codicia de saberme heredero universal de lo imposible.
Crece en senderos bifurcados mi gloria.
No ser yo, ni Dios, ni diablo ni memoria.
Creo escuchar un himno de decoro,
que hace un viento rojo,
mar que yo en todo imploro...
como la herida de tus ojos